Lo que nadie te cuenta sobre ser Full Stack Developer
Cuando se habla de ser Full Stack Developer, casi siempre se resalta la libertad, la creatividad, el prestigio de manejar tanto el backend como el frontend. Suena glamoroso, casi heroico. Pero la realidad, la que uno descubre cuando ya está dentro, dista mucho de esa visión romántica.
Lo que nadie te cuenta es lo pesado que puede volverse el camino, sobre todo cuando trabajas en remoto. Paradójicamente, la distancia no te libera: te ata a tus propias exigencias. En casa no hay nadie que te diga “hasta aquí por hoy.” Tú mismo te conviertes en jefe y verdugo. Terminas trasnochando, convenciéndote de que el próximo commit será el último, que ahí sí podrás descansar. Pero casi nunca lo es.
La soledad del error
Existe una soledad peculiar cuando te enfrentas a un bug que no muere. Las horas se deshacen en días mientras miras el mismo código una y otra vez, como si la repetición fuera a revelar un secreto escondido. Y la solución, cuando por fin aparece, suele ser ridículamente simple: una coma faltante, un nombre mal escrito. Aun así, la frustración queda. No es solo programar, es aprender a soportar el silencio, la incertidumbre y esa voz cruel que susurra: quizás no eres tan bueno como creías.
El burnout disfrazado
Después de meses entregando todo a un mismo proyecto, algo dentro empieza a desgastarse. A mí me pasó con Compralovendelo. La pasión que antes me mantenía despierto de emoción, empezó a mantenerme despierto de cansancio. El burnout no llega con explosiones, se filtra despacio, disfrazado de rutina, hasta que un día te das cuenta de que incluso abrir el portátil pesa más de lo normal. Nadie me advirtió lo real y silencioso que era ese peligro.
El trabajo invisible
Y está también el tema del reconocimiento, o más bien, su ausencia. Das todo: tus horas, tu enfoque, a veces hasta tu salud. La funcionalidad está lista, el sistema aguanta, el bug se resolvió. Y sin embargo, pocas veces llega un aplauso. El mundo sigue como si tu esfuerzo fuera invisible. Entonces comprendes que el verdadero sentido de tu trabajo no puede depender de que otros lo reconozcan. Tiene que nacer de ti: de tu orgullo, de tu recorrido, de tu resistencia.
Ser Full Stack Developer no es solo frameworks o stacks. Es vivir en una tensión constante entre la creación y el agotamiento, entre el orgullo y la invisibilidad. Es aprender a proteger la frágil llama de tu pasión para que no se apague.
Esto nadie te lo cuenta cuando empiezas. Pero quizá deberían.
— Vicente